domingo, 16 de mayo de 2010

Peso y talla del bebe durante el embarazo



Estos valores son sólo referenciales y representan un promedio para la mitad de la semana en curso sin considerar las variables raciales ni personales de los padres. No asumas que tu bebé manifiesta problemas de crecimiento sin antes consultarlo con tu médico.

Al principio del embarazo existe una gran discrepancia entre los pesos obtenidos por sonografía y el peso real del embrión o feto obtenido por anatomía patológica


Edad gestacional Talla Peso
(Desde la cabeza a las nalgas: longitud craneo-rabadilla)
8 semanas 1.6 cm 1 gramo
9 semanas 2.3 cm 2 gramos
10 semanas 3.1 cm 4 gramos
11 semanas 4.1 cm 7 gramos
12 semanas 5.4 cm 14 gramos
13 semanas 7.4 cm 23 gramos
14 semanas 8.7 cm 43 gramos
15 semanas 10.1 cm 70 gramos
16 semanas 11.6 cm 100 gramos
17 semanas 13 cm 140 gramos
18 semanas 14.2 cm 190 gramos
19 semanas 15.3 cm 240 gramos
20 semanas 16.4 cm 300 gramos

(Desde la cabeza a los pies)
20 semanas 25.6 cm 300 gramos
21 semanas 26.7 cm 360 gramos
22 semanas 27.8 cm 430 gramos
23 semanas 28.9 cm 501 gramos
24 semanas 30 cm 600 gramos
25 semanas 34.6 cm 660 gramos
26 semanas 35.6 cm 760 gramos
27 semanas 36.6 cm 875 gramos
28 semanas 37.6 cm 1005 gramos
29 semanas 38.6 cm 1153 gramos
30 semanas 39.9 cm 1319 gramos
31 semanas 41.1 cm 1502 gramos
32 semanas 42.4 cm 1702 gramos
33 semanas 43.7 cm 1918 gramos
34 semanas 45 cm 2146 gramos
35 semanas 46.2 cm 2383 gramos
36 semanas 47.4 cm 2622 gramos
37 semanas 48.6 cm 2859 gramos
38 semanas 49.8 cm 3083 gramos
39 semanas 50.7 cm 3288 gramos
40 semanas 51.2 cm 3462 gramos
41 semanas 51.7 cm 3597 gramos
42 semanas 51.5 cm 3685 gramos


Referencias
Kaplan CG. Color Atlas of Gross Placental Pathology. Igaku-Shoin. 1994

Macpherson T (compiler). A Model Perinatal Autopsy Protocol. AFIP. Washington DC. 1994. pages 48-54; data of Sung CJ and Singer DB pages 51-54.

Streeter GL. Weight, sitting height, foot length and menstrual age of the human embryo. Contributions to embryology. 1920;11:143-170.

Wigglesworth JS. Perinatal Pathology, Second Edition. W.B. Saunders Company. 1996. page 24.

37 a 40 semanas de embarazo



A esta altura, ya hablamos de un embarazo a término pues a partir de la semana 37 el bebé está preparado para nacer. Sólo un 5% de los bebés nacen en la fecha estimada de parto, es decir, el día que se cumplen las 40 semanas. La gran mayoría nace deliberadamente entre la semana 37 y la 40. En cualquier momento, cuando el pequeño lo decida, puede comenzar el proceso que desencadenará el trabajo de parto y su nacimiento.

En la semana 37 de embarazo (o sea, 35 semanas desde el momento de la concepción) el pequeño mide alrededor de 49 centímetros y su peso ronda los 3 kilos. Hay que aclarar que a esta altura el tamaño de un bebé con respecto a otro puede tener una gran variación ya que cada niño tiene su propio ritmo de crecimiento, tanto dentro como fuera del útero.
El bebé está completamente desarrollado, por eso en estas últimas semanas se ocupará principalmente de ganar peso, y algunos lo hacen con verdadero ímpetu llegando a aumentar unos 350 gramos semanales.

Seguramente, el bebé ya esté preparado para nacer colocado cabeza hacia abajo. En las últimas semanas la madre suele sentir una presión en los huesos de la pelvis, producida por el peso del bebé. También las secreciones vaginales son más abundantes lo que indica la cercanía del parto.

El lanugo, la fina capa de vello que recubre su piel desaparece casi por completo. Algunos bebés nacen con algo de pelo, sobre todo en la espalda, en los brazos y en las piernas, pero con el correr de las semanas se va cayendo solo.

En la semana 38 las medidas estimadas del bebé son de 50 centímetros y 3, 200 kilos. Sus manitas ya pueden agarrar, de hecho ya lo hace con el cordón umbilical que ha sido su juguete dentro del útero.

El pequeño ya tiene la cabeza totalmente cubierta de pelo. Algunos nacen con una melena abundante mientras que otros nacen casi si pelo. De cualquier modo el color del pelo, así como el de ojos todavía no es definitivo. El pelo con el que nacen suele caerse a lo largo de los primeros meses de vida, mientras que el iris de sus ojos, la parte que les da color, aún no ha acumulado el pigmento definitivo.

Sus intestinos han comenzado a producir meconio, la primera materia fecal que normalmente es eliminada por el bebé después del nacimiento.

Su cuerpo está recubierto por una abundante sustancia amarillenta llamada vernix caseosa que le facilitará el deslizamiento por el canal de parto en el momento de nacer.

Es muy probable que haya comenzado ya el proceso de dilatación del cuello uterino de la madre, aún sin haber tenido contracciones regulares. Esto es muy frecuente especialmente en las madres no primíparas, es decir aquellas que ya han tenido un parto previo.

En la semana 39 el bebé mide 51 centímetros y 3,400 kilos. En la revisión semanal, el médico verificará la posición del bebé. Si estuviese colocado de nalgas es posible que el médico intente dar vuelta al bebé a través de la versión cefálica externa, una maniobra que se realiza para intentar que el bebé cambie de postura para facilitar el parto vaginal. Lo cierto es que son pocos los médicos que la realizan y en la mayoría de los casos se presupone que una presentación de nalgas es una cesárea segura. Sin embargo, también es viable el parto vaginal.

En la semana 40 el bebé mide 52 centímetros de la cabeza hasta los pies y pesa cerca de 3,400 kilos. Notarás que sus movimientos han disminuido debido al poco espacio que tiene para moverse. De cualquier forma, sigue haciéndolo y si notas que no lo hace, debes acudir inmediatamente al médico.

Ya se han cumplido los 280 días de tu calendario de embarazo. Tu bebé está preparado para salir al mundo, sin embargo algunos órganos como por ejemplo el cerebro continuará desarrollándose creando millones de conexiones neuronales durante los primeros años de vida.

Una de las preocupaciones típicas de las embarazadas, sobre todo en las primerizas, es saber cómo reconocer el momento del parto. Son varias las señales que indican la cercanía del parto como sentir contracciones cada vez más fuertes y regulares, la expulsión del tapón mucoso, que no es necesariamente señal de parto inminente pero indica que el cuello ha comenzado a dilatarse. También el proceso de parto puede comenzar con la rotura espontánea de bolsa, pero no sucede en todos los casos.

Si no ha sucedido antes, seguramente en esta semana llegue el tan deseado momento de conocer a tu bebé. Si todavía no ha decidido nacer todavía quedan dos semanas de margen para que nazca, ya que hasta la semana 42 se considera un bebé a término. El médico te realizará revisiones frecuentes para controlar el estado del bebé hasta cuando decida nacer.

33 a 36 semanas de embarazo



En estas últimas semanas es cuando el bebé gana peso más rápidamente volviendo su cuerpo más redondeado. Está acumulando la grasa que necesitará para regular su temperatura corporal cuando nazca.

En líneas generales, sus órganos continúan perfeccionándose para funcionar fuera del útero, pero vayamos a la descripción de cómo crece el bebé semana a semana en este octavo mes de gestación.

En la semana 33 de embarazo, es decir 31 semanas desde la concepción, el bebé mide unos 45 centímetros hasta los talones, y pesa casi 2 kilos. Seguramente notarás que realiza movimientos cada vez más vigorosos ya que su tono muscular se va fortaleciendo. Según la posición en la que esté colocado podrás sentir las pataditas con mayor intensidad.

Además de poder oír los sonidos de dentro de la tripa y los de fuera con cierta interferencia, también es capaz de ver imágenes borrosas dentro del útero. Abre y cierra los ojos y tiene períodos de sueño y vigilia como cualquier recién nacido. Incluso, puede experimentar la fase REM del sueño o movimiento rápido de ojos, que es la etapa del sueño en el que tenemos sueños más intensos. Sería muy interesante saber qué sueña el bebé en la tripa, seguramente evocará las sensaciones de su corta vida dentro del útero.
En la semana 34 el bebé mide aproximadamente 46 centímetros y pesa alrededor de 2,200 gramos. Sus pulmones ya están casi completamente formados y sus huesos se han ido endureciendo pero todavía son muy flexibles, incluidos los de la cabeza. Su cráneo todavía no está completamente cerrado, lo cual le permite adaptarse con mayor facilidad al canal de parto en el momento de nacer. Por eso, algunos bebé nacen con la cabeza en forma de cono o aplastada, pero esto se revierte a los pocos días de nacer.

La sustancia amarillenta que recubre la piel de bebé llamada vérnix caseosa se hace cada vez más densa, lo cual también la facilitará la tarea de atravesar el canal de parto. A su vez, el lanugo, una fina capa de vello sobre su piel, comienza a desaparecer. Si naciera en esta semana de forma prematura las posibilidades de supervivencia son del 99%, por lo que seguramente saldría adelante sin sufrir ninguna secuela.

En la semana 35 con 2,400 gramos de peso y 47 centímetros su sistema nervioso ha madurado casi completamente, al igual que órganos fundamentales como el riñón y el hígado. De ahora en adelante el pequeño se dedicará principalmente a ganar peso.

Es muy probable que el bebé ya haya adoptado la posición para nacer. La mayoría lo hace boca abajo. Puede que sientas la presión del peso del bebé sobre tu hueso pubiano. Sus movimientos están algo limitados por la falta de espacio, pero eso no quiere decir que se mueva menos. Al contrario, notarás movimientos más bruscos.

En la semana 36 de embarazo, a sólo un mes de la fecha de parto prevista, el bebé mide 48 centímetros y pesa alrededor de 2,700 gramos. Como hemos comentado antes, últimamente gana peso a pasos acelerado, aumentando entre 250 y 300 gramos semanales.

Traga y digiere el líquido amniótico en el que flota, así como vernix y demás secreciones. Esta sustancia verde oscura o negrusca es llamada meconio y formará sus primeras deposiciones.

Es una etapa de molestias para la madre ocasionadas por el peso de la panza sumado al cansancio, la retención de líquidos, los calambres y las dificultades para dormir.

En el último mes de tu calendario de embarazo, la frecuencia de las consultas médicas será semanal para realizar un control más exhaustivo. El médico medirá el grosor del cuello uterino y comprobará si la dilatación ha comenzado por medio de un tacto vaginal. Puede que las mujeres que ya han parido antes tengan a esta altura una dilatación de pocos centímetros. Por su parte, a través del monitoreo fetal también se mide la frecuencia de los latidos cardiacos del bebé.

Si no lo has hecho antes, es hora de hablar con tu médico acerca de la atención que se te brindará en el parto y sobre tus preferencias con respecto a la anestesia epidural, la posición de parto, etc.

29 a 32 semanas de embarazo



Estamos en el séptimo mes de embarazo. Sólo quedan ocho semanas en las cuales cada día que el bebé pasa dentro del útero de la madre es esencial para su desarrollo. En estas semanas, por más que el peso de la tripa comience a incomodar, no dejes de lado el ejercicio ni mucho menos una alimentación equilibrada para nutrir al bebé y para evitar ganar demasiado peso pues podría ser perjudicial para el momento del parto.

En la semana 29 de embarazo (27 semanas desde la gestación) el bebé pesa alrededor de 1,200 kg y mide 35 centímetros desde la cabeza hasta las nalgas. Las cifras de peso y talla son estimativas pues cada bebé tiene su propio ritmo de crecimiento.
El pequeño ya es capaz de mantener su temperatura corporal debido a la capa de grasa que se va acumulando debajo de la piel, sin embargo todavía necesita el calor del vientre materno.

Su cerebro se sigue desarrollando con rapidez generando nuevas células nerviosas y aumentando el tejido cerebral.

A partir de la semana 30 el bebé comienza a buscar la posición definitiva para nacer, si es que no lo ha hecho antes. La mayoría se coloca boca abajo por lo que es muy posible que sientas las pataditas en la zona del esternón. Sin embargo también hay bebés que se sientan de nalgas, algunos cambian de posición antes de nacer pero otros no.

Con 36 centímetros hasta las nalgas (unos 42 cm de la cabeza a los pies) y un peso de aproximadamente 1,350 gramos, sus pulmones continúan madurando y produciendo surfactante (ver entrada anterior), una sustancia que le permitirá respirar por sí sólo cuando salga del vientre de la madre y corten el cordón umbilical. Por cierto, el cordón umbilical le resulta muy divertido. Además de sus propias manos es su juguete favorito dentro del útero.

Las uñas de los pies y de las manos, así como las pestañas y el pelo ya se han formado y continúan creciendo.
En la semana 31 el volumen del líquido amniótico en el que flota el bebé es de medio litro, pero su cuerpo va creciendo y ocupando poco a poco la capacidad del útero. Mide 37 centímetros hasta las nalgas (43 cm hasta los pies) y su peso es de 1,500 gramos.

Su aparato digestivo está casi maduro, ya puede mover el intestino aunque no es habitual que lo haga. De todas formas, si defecara, la placenta es la encargada de filtrar y renovar el líquido amniótico.

El bebé gira su cabeza de un lado al otro, pero sus movimientos ya no son tan libres como semanas atrás debido a que le cuesta más estirarse y girarse por la falta de espacio. Igualmente, no para de moverse y al tocarte la barriga, podrás sentir sus brazos y sus piernas estirandose. A esta altura puedes comenzar a llevar un control de los movimientos de tu bebé y llevarlo a la consulta médica mensual. Recuerda que si notas cualquier signo de inactividad fuera de lo normal, debes acudir al doctor.

En la semana 32, la última del séptimo mes, el bebé pesa alrededor de los 1700 gramos y mide 38 centímetros (44 cm de la cabeza a los pies). Su cuerpecito se va rellenando y contorneando debido a la grasa que ha ido acumulando en las últimas semanas, aunque todavía lo seguirá haciendo.

Su estructura pulmonar, aparato digestivo y riñón están perfeccionándose para funcionar fuera del útero. Los pulmones practican respirar, el intestino puede digerir y el bebé traga líquido amniótico y orina. A lo largo de las próximas semanas todos los órganos continuarán su proceso de maduración.

Con respecto a la madre, en estas primeras semanas del tercer trimestre comenzarás a notar las molestias típicas de este período como por ejemplo, calambres, acidez, dificultad para respirar, pesadez en las piernas y fatiga generalizada.

A estas alturas del calendario de embarazo es posible que hayas notado unas contracciones uterinas esporádicas llamadas contracciones de Braxton Hicks. Son una preparación para el parto, pero no son contracciones de parto propiamente dichas ya que son irregulares. Como todo músculo, el útero necesita tener cierto entrenamiento para el momento de dar a luz.

Aunque son indoloras sentirás cierta tensión abdominal y que la tripa se endurece. Sin embrago, hay ciertos signos de alarma a tener en cuenta. Debes acudir al médico si tienes más de 4 contracciones por hora con menos de 36 semanas o 5 por hora con más de 36 semanas, si las contracciones van acompañadas de dolor abdominal, pélvico o de espalda, si van acompañadas de flujo vaginal inusual o en caso de antecedentes de parto prematuro.

25 a 28 semanas de embarazo



En la semana 25 de embarazo el bebé tiene 23 semanas de vida, mide cerca de 25 centímetros de la cabeza a las nalgas, unos 32 centímetros hasta la punta de los pies, y pesa alrededor de 700 gramos.

Su piel está arrugada pero a medida que vaya creciendo se volverá más tersa y suave. Está cubierta por una sustancia cerosa llamada vérnix que impide que ésta se agriete. Los pequeños dientes se ubican en su posición debajo de las encías, aunque todavía faltan varios meses para ver brotar el primero. Su cabeza está cubierta de pelo con color y textura, pero ni uno ni la otra serán los definitivos.
A esta altura habrás notado que el bebé tiene períodos de descanso y períodos de actividad en los que puedes sentir sus movimientos, estiramientos y pataditas.

En la semana 26 mide 34 centímetros hasta los talones y pesa 800 gramos. Sus oídos se van perfeccionando, por lo que reacciona más conscientemente a los sonidos que le llegan desde el exterior, y muy especialmente a tu voz.

Sus ojos se abren y se cierran de forma intermitente, el bebé practica el reflejo del pestañeo y reacciona a los estímulos luminosos, al igual que a los estímulos sensoriales cuando acaricias la barriga.

Si bien todavía no entra oxigeno en sus pequeños pulmones pues su medio es líquido, el bebé realiza diariamente ejercicios de respiración.

A medida que gana peso, su cuerpo va acumulando capas de grasa que le ayudará a regular la temperatura corporal fuera del útero de la madre.

En la semana 27 (25 semanas de vida del feto) casi todas las estructuras oculares están acabadas, aunque todavía no es capaz de ver con claridad, el desarrollo de la zona visual del cerebro le permite distinguir luces y sombras.

Su talla es de 36 centímetros de cabeza a pies y pesa alrededor de un kilogramo. Tiene un aspecto similar al que tendrá al nacer, pero más delgado. A partir de ahora su piel comienza a engrosarse y poco a poco se volverá más tersa.

Ya puedes notar claramente los movimientos del bebé y también podrás sentir una especie de saltitos rítmicos muy característicos cuando el bebé tiene hipo. Se produce debido a la contracción del diafragma y aunque puede llegar a durar varios segundos, el hipo fetal no perjudica al bebé sino todo lo contrario, es una señal de buena salud.

En la semana 28 el desarrollo de sus pulmones tiene gran protagonismo. Comienzan a fabricar una sustancia llamada surfactante imprescindible para la respiración fuera del útero que impide que los alvéolos se adhieran entre sí. Igualmente, los pulmones se llenan de vasos sanguíneos que harán circular la sangre oxigenada por todo su cuerpo y los tubos bronquiales continúan dividiéndose.

Al cabo de esta semana, con 38 centímetros de largo y con un peso de algo más de un kilo ocupa casi la totalidad del espacio dentro del útero.

Quedan todavía doce semanas del calendario de embarazo por delante, fundamentales para que el bebé complete su maduración, sin embargo si naciera ahora tendría altas probabilidades de sobrevivir.

Te encantará saber que, en este momento del embarazo, tu pequeño empieza a familiarizarse con tu voz. La reconoce, incluso responde a ella, como lo puede hacer con la música. Hay estudios que confirman que si escucha una misma melodía una y otra vez también puede reconocerla, incluso seguir su ritmo.

Esto ha demostrado que la memoria a largo plazo funciona antes del nacimiento. Impresionante ¿verdad? Debes tener en cuenta que las canciones pueden influir en su ánimo. Las de ritmos acelerados lo sobrestimularán, en cambio, la música suave le relajará.

21 a 24 semanas de embarazo



En las próximas semanas el bebé crecerá aproximadamente el doble de su tamaño y aumentará diez veces su peso.
Tu bebito ha crecido media pulgada desde la semana pasada, tiene la longitud de una zanahoria. Ahora mide casi 27 centímetros desde la cabecita hasta los pies y además, ¡ya pesa unos 330 gramos! Si tu bebé es una niña, ya tiene la vagina formada, y si está en la posición adecuada, te podrán confirmar si será un bebito o una bebita cuando te hagan una ecografía, en caso de que todavía no lo sepas.

En estos días no para de moverse, como puede que hayas notado.Aún puede moverse libremente en el líquido amniótico y sientes sus patadas unas veces en la parte alta del abdomen y otras cerca de pubis,
Según algunos estudios, un feto se mueve más o menos 50 veces cada hora, ¡incluso cuando está durmiendo! Todos esos movimientos sirven para estimular su desarrollo físico y mental. Quizás durante el día no sientas las pataditas, giros, estiramientos y toda la gimnasia que tu hijito hace, pero por la noche...¡parece que baila zapateado! Pero, ¿por qué espera a que estés descansando para moverse tanto? Lo cierto es que durante el día también se mueve igual, pero tú sientes menos toda esa actividad que cuando dejas de moverte.
En la semana 21 de embarazo se forman las pestañas y abre los ojos, aunque solo percibe la luz. El ojo se ha desarrollado por complejo, sin embargo el iris todavía no posee pigmentación.

Al final de esta semana su tamaño es de unos 27 cm. de longitud y pesa alrededor de 450 gramos.

A las 22 semanas de gestación tu hijo empieza a desarrollar un determinado patrón de actividad y sueño. Probablemente se muestre más activo mientras tú descansas.
Su cerebro, en continuo desarrollo, experimenta alrededor de esta semana grandes progresos en el sistema límbico, el cerebro medio, que gestiona respuestas fisiológicas ante respuestas emociones. Es muy importante (y recomendable) establecer contacto con el bebé desde que se encuentra en la panza, pues es capaz de procesar los estímulos que recibe desde el exterior e incluso sufrir cambios de estado de ánimo.

Los músculos prosiguen su desarrollo, por lo que el futuro bebé puede moverse de forma más vigorosa.
Sus movimientos son posibles gracias a la longitud del cordón umbilical, que permite el movimiento del feto dentro del saco amniótico en el que se encuentra.
Al final de esta semana mide alrededor de 29 cm. desde la cabeza a los pies.

En la semana 23 de embarazo el lanugo (vello fino) cubre ya todo el cuerpo del futuro bebé. Además tiene pelo en la cabeza y se han formado ya las cejas y las pestañas.

Quizás percibas que tu hijo responde a los ruidos fuertes. Si le pones música notarás que responde especialmente a los instrumentos metálicos de la orquesta.

Se pueden palpar las diversas partes del cuerpo de tu pequeño a través de tu pared abdominal.
Traga líquido amniótico de la placenta para ejercitar el sistema digestivo mientras que los pulmones ensayan movimientos de respiración, aunque hasta el momento de nacer el oxígeno que necesita para vivir es proporcionado a través del cordón umbilical que le conecta con su madre.
Al final de esta semana su tamaño es de 30 cm. de longitud como media.

En la semana 24 de embarazo la piel de tu hijo deja de ser traslúcida y empieza a volverse opaca.

Sus órganos vitales se encuentran bastante maduros, no obstante los pulmones no se han desarrollado todavía lo suficiente para permitir la supervivencia fuera del útero.

Tu pequeño abre y cierra los ojos, saca la lengua y tiene su primer hipo.

El tamaño de su cuerpo está cada vez más proporcionado con respecto al tamaño de la cabeza.
Al final de esta semana mide unos 32 cm. y pesa alrededor de 750 gramos.

Es un pequeño ser humano, su cuerpo ya es proporcionado y comienza a acumular grasa. Sus órganos se siguen perfeccionando hasta el momento de nacer. Su páncreas ha comenzado a producir insulina, una hormona que regula la incorporación de la glucosa de los alimentos.

Es aproximadamente a las 24 semanas cuando el desarrollo retinal del bebé está completo y ya puede abrir y cerrar los ojos intermitentemente. De ahora en más practicará el reflejo del pestañeo que le permitirá proteger sus ojos durante toda su vida. Su desarrollo cerebral se produce con rapidez, sus ondas cerebrales son similares a las de un recién nacido y el desarrollo de su oído medio, que regula el equilibrio, le permite diferenciar los cambios de posición dentro del útero.

Desde dentro del vientre puedo escuchar todo lo que pasa a su alrededor. Puede que se asuste con ruidos fuertes o que reaccione con movimientos cuando le hables o le cantes una canción.

Si no te la han hecho antes, en estas semanas seguramente te harán una ecografía de alta resolución, una ecografía morfológica donde estudian los órganos del bebé y el volumen de líquido amniótico para comprobar que va todo bien y descartar posibles inconvenientes.

En la semana 24 del calendario de embarazo se realiza además una analítica para estudiar la curva de azúcar y detectar una posible diabetes gestacional a través del Test de O´Sullivan.

17 a 20 semanas de embarazo



A partir de la semana 14 ya hemos entrado en el segundo trimestre de embarazo. Se dice que es el trimestre que la madre más disfruta pues casi han desaparecido las molestias de las primeras semanas y el peso del bebé aún no incomoda en las tareas cotidianas.

A estas alturas de embarazo los cambios físicos de la madre son evidentes. La panzita ya tiene un tamaño considerable y es posible que hayas aumentado entre 4 y 6 kilos respecto al peso que tenías antes de queda embarazada. Tu postura ha cambiado para contrarrestar el peso extra de la tripa. Es posible que no lo notes, pero es un cambio para el que el cuerpo de las mujeres viene programado.

En la semana 17 de embarazo, es decir a las 15 semanas de vida, el bebé mide uno 13 centímetros de la cabeza a las nalgas y su peso de casi 200 gramos. Sus movimientos son cada vez más notorios, se lleva los dedos a la boca, mueve los brazos y las piernas, hace muecas y traga líquido amniótico para empezar a entrenar el sistema digestivo.
El cordón umbilical que conecta al bebé con su madre para transportarle nutrientes y oxígeno sigue creciendo y ensanchándose. Sus uñas son unas finas láminas transparentes y el pelo de la cabeza y de las cejas va volviéndose más grueso.
Es alrededor de la semana 18 cuando la madre comienza a sentir los movimientos del bebé dentro del útero. Lo que hasta ahora era apenas una sensación de burbujeo se convierte en la certeza de que el bebé se mueve. Pero no se trata de una regla matemática, puede que algunas mujeres comiencen a notarlo un poco antes, sobre todo si han tenido embarazos anteriores, y otras, unas semanas después.

El bebé comienza a moverse bastante ya que todavía es pequeñito y tiene espacio para campar a sus anchas, incluso da la vuelta sobre sí mismo. Su esqueleto, que hasta ahora era cartilaginoso, comienza a solidificarse, por eso es muy importante que incluyas en tu dieta alimentos ricos en calcio.

En la semana 19 (17 del bebé) mide alrededor de 15 cm y pesa unos 250 gramos. Las orejas y los ojos ya casi se ubican en su posición final. Es algo asombroso, pero si estás esperando un niña, sus pequeños ovarios que no tendrán más tamaño que el de un botón ya contienen huevos primitivos que darán origen a los óvulos.

El sentido del oído ya está desarrollado como para que pueda escuchar a través del líquido amniótico los sonidos que produce tu cuerpo como el del estómago al digerir los alimentos, el latido de tu corazón y por supuesto, tu voz, que ya distingue de la de los demás.

En la semana 20 mide 16 centímetros y alrededor de 350 gramos. Sus pulmones comienzan a practicar el ejercicio de la respiración y su sistema digestivo hace lo propio tragando líquido amniótico. Su cerebro cuenta con 30.000 millones de neuronas y está desarrollando las áreas destinadas a los sentidos del gusto, el olfato, la audición, la visión y el tacto. La piel del bebé empieza a recubrirse de una sustancia blanca y grasosa llamada “vernix caseosa” que además de protegerla facilita el paso del bebé por el canal vaginal al momento del parto.

Hasta ahora, el tamaño del bebé se medía de la cabeza a la rabadilla ya que las piernas estaban muy pegadas a su cuerpo, pero a partir de ahora, las mediciones se hacen desde la coronilla hasta los pies. Siendo así, a las 20 semanas el bebé mide ente unos 22 y 25 centímetros.

Seguramente, entre la semana 18 y 22 te realizarán una ecografía de alta resolución llamada ecografía morfológica en la cual el especialista analiza a fondo los órganos del bebé para detectar posibles anomalías.

Hemos llegado a la semana 20 del calendario de embarazo, es decir, exactamente a la mitad del embarazo, el ecuador de la gestación. Durante la segunda mitad del embarazo el bebé aumentará 10 veces su peso y doblará su tamaño.

13 a 16 semanas de embarazo



Este período es muy importante pues el bebé comienza a crecer y a aumentar de peso a pasos acelerados. Además son semanas claves pues marcan el paso del primer trimestre al segundo trimestre de embarazo.

En la semana 12 el riesgo de que se produzca un aborto espontáneo se ve notablemente reducido ya que las estructuras primarias y los órganos principales del bebé ya están formados; las anomalías a estas alturas del embarazo son poco frecuentes.

En la semana 13 de embarazo el bebé ya tiene 11 semanas de vida, mide alrededor de 7 cm y pesa unos 20 gramos. Ya cuenta con una estructura ósea y aunque parezca mentira sus manos ya cuentan con sus 27 pequeños huesitos.
Sus ojos se acercan a su posición definitiva en la línea media de la cara, al igual que las orejas se van colocando en su lugar y los finos párpados, que están pegados, cubren sus ojos.

El intestino medio, que hasta ahora se encontraba fuera del cuerpo del bebé, se ubica dentro del abdomen, mientras que la pared abdominal se cierra habiéndose formado ya el ombligo por donde entra el cordón umbilical.

En la semana 14 de embarazo ya hemos dejado atrás las primeras 12 semanas de gestación, es decir el primer trimestre, y entramos en el segundo trimestre que abarca hasta la semana 26.

En esta semana el aspecto del bebé es idéntico al de un bebé recién nacido, pero en tamaño miniatura. Mide unos 10 centímetros y pesa 30 gramos. Ya mueve la cabeza de un lado al otro y su cuerpo comienza a crecer más proporcionado, la cabeza no ocupa dos tercios de su tamaño como antes. Empiezan a formarse las huellas digitales en las yemas de los dedos y sus riñones funcionan produciendo orina.

En la semana 15 su piel está recubierta por una fina capa de vello llamada lanugo que desaparecerá casi por completo después del nacimiento, igualmente su cabeza comienza a cubrirse de pelo.

Sus piernas y brazos siguen creciendo y ya puede hacer movimientos amplios dentro del saco de líquido amniótico, aunque todavía no son tan fuertes como para que la madre pueda sentirlos a través de las paredes del útero.

El bebé empieza a desarrollar el sentido del gusto y en esto tiene mucho que ver lo que tú comes ya que los diferentes sabores le llegan a través del líquido amniótico. Algunos estudios han comprobado que los bebés sienten preferencia por ciertos alimentos incluso antes de nacer. Es sabido que se decantan por los sabores dulces, por eso el bebé se mueve más cuando ingerimos algún alimento muy dulce como un chocolate o una golosina.

En la semana 16 sus órganos sexuales ya pueden verse con claridad a través de una ecografía, así que si deja verse “sus partes” podrás averiguar si es niño o niña, aunque es en la ecografía de alta resolución alrededor de la semana 20 cuando suelen confirmarlo.

El bebé, con 14 semanas de vida, mide alrededor de 12 cm y pesa apenas entre 100 y 150 gramos, podría caber en la palma de la mano. Comienza a desaparecer la traslucencia nucal y su cabeza comienza a estar más recta y no tan apoyada sobre el torso.

Ya es un pequeño ser humano que puede moverse, reacciona ante la luz, comienza a distinguir sabores y a desarrollar el olfato, igual que puede oírte y reacciona antes las estimulaciones táctiles, así que puedes comenzar a comunicarte con tu bebé a través de caricias y de la voz.

A partir de esta semana, algunas madres pueden comenzar a notar los movimientos del bebé, pero todavía no pueden llamarse pataditas. Es un leve “mariposeo” o burbujeo en el bajo vientre que notarás si prestas mucha atención, especialmente si te tumbas boca abajo. Las mujeres que no son primerizas, es decir que han tenido embarazos anteriores, pueden comenzar a notarlo más temprano.

Con respecto a la mamá, el segundo trimestre que comienza en estas semanas es el que la madre más disfruta. Por lo general, los malestares de las primeras semanas han desaparecido o al menos han disminuido bastante. De ahora en más, la barriga comenzará a crecer rápidamente y también durante este trimestre empezarás a sentir al bebé que se mueve en tu interior.

Ésta es una etapa del embarazo en la que el peso extra no es excesivo, permitiéndole a la madre realizar todo tipo de actividades, han pasado también los miedos de las primeras semanas y la frenética acción de las hormonas de las primeras semanas se ha tranquilizado un poco. Es un momento ideal para disfrutar del embarazo a pleno.

9 a 12 semanas de embarazo



Aunque cueste creerlo, en la semana 9 el embrión con apenas 7 semanas de vida y unos 3 centímetros de longitud ya tiene aspecto humano. Ha desaparecido la cola de pez que tenía en las primeras semanas y si pudiésemos espiarlo dentro del vientre apreciaríamos cómo los dedos de manos y pies se van separando entre sí, igual que las orejas se despegan de la cabeza y cómo los párpados cubren los ojos. Sus órganos sexuales externos ya están definidos aunque todavía no puedan verse a través de una ecografía. Igualmente, el bebé comienza a moverse vigorosamente, aunque de momento no puedas sentirlo.
En la semana 10 de embarazo (8 semanas del bebé) se forman los pabellones auditivos del bebé y muy pronto comenzará a oír los sonidos provenientes del exterior, incluida tu voz. Comienzan a crearse pequeñas raíces de lo que en el futuro serán los dientes de leche y las uñas. Sus intestinos están creciendo y ubicándose, así como la glándula tiroidea, el páncreas y la vesícula comienzan a prepararse para cumplir su futura función de digerir los alimentos una vez que el bebé haya nacido y se alimente por sí mismo. Lo asombroso es que a esta altura ese perfecto mecanismo se está dando en un ser humano de apenas dos meses de vida, 4 centímetros de largo y 5 gramos de peso.

A partir de la semana 11 pasa de ser un embrión a convertirse oficialmente en un feto y las probabilidades de riesgo de aborto espontáneo se ven notablemente disminuidas, ya que la mayoría de las anormalidad raramente se dan después de la semana 12. De todas formas debes seguir cuidándote y cuidándo a tu bebé al máximo de efectos nocivos como alcohol, tabaco, drogas, estrés, mala alimentación, etc.

Si bien todavía son flexibles, los huesos comienzan a solidificarse, las terminales nerviosas comienzan a conectarse mediante impulsos eléctricos y los glóbulos rojos comienzan a producirse, también la orina. Su piel es todavía transparente y sus ojos comienzan a ubicarse en el centro de la cara. Por medio de un aparato de ultrasonido (doppler) ya puede oírse con fuerza el latido del corazón.

En la semana 12 (10 del bebé) la placenta funciona a pleno rendimiento para hacerle llegar al bebé los nutrientes necesarios para su crecimiento. Las estructuras principales ya están en funcionamiento, todos sus órganos trabajan aunque todavía les queda bastante para estar completamente desarrollados. El tamaño y peso aproximado del bebé al finalizar esta semana es de 6 cm y 10 gramos. La mitad de su tamaño corresponde sólo a la cabeza.

Con respecto a la madre, es posible que notes que ciertos malestares más frecuentes como las nauseas, el cansancio y los mareos comienzan a remitir. Seguramente, el aumento de peso hasta el momento no ha sido significativo, incluso hay mujeres que en los primeros meses bajan de peso debido a las náuseas y los vómitos. En el segundo y tercer trimestre es cuando se ganan los kilos más rápidamente. Sin embargo, a esta altura ya notarás que el útero ha crecido bastante y podrás ver que asoma una incipiente panzita que se hace más notoria a última hora del día.

La placenta ha comenzado a generar una sustancia parecida a la melanina que produce un oscurecimiento en algunas partes del cuerpo como los genitales, las areolas de los pechos y la línea alba. Es muy importante que protegas tu piel con un factor de protección solar alto para evitar que se formen manchas en la superficie de la piel, un trastorno llamado cloasma gravídico.

Probablemente en estas semanas acudas a la segunda consulta prenatal y seguramente a la primera si es que no lo habías hecho ya. El médico controlará tu estado general, tu presión arterial, el peso y si ya estás en la semana 12 es probable que mida a través de una ecografía la traslucencia nucal del feto que suele realizarse entre la semana 12 y la semana 15. Se trata de una medición del grosor del pliegue nucal que sirve como marcador para detectar ciertos desórdenes genéticos.

5 a 8 semanas de embarazo



Pasada la cuarta semana del calendario de embarazo notarás que tu período debería haber llegado y no lo ha hecho. Puede que se haya producido el llamado sangrado de implantación, pero suele ser menos abundante que una menstruación. Es el momento de hacer un test para confirmar el embarazo o repetirlo si lo has hecho demasiado pronto con resultado negativo.

Lo primero que debes hacer nada más saber que estás esperando un bebé es pedir una cita con tu ginecólogo. Si no lo haces aún, también debes comenzar a ingerir un suplemento de ácido fólico cuanto antes, aunque lo ideal es tomarlo desde dos meses antes de quedar embarazada, ya que cuando te enteras de que estás embarazada puede ser tarde para prevenir problemas pues el tubo neural ya se está formando.

Es posible que ya hayas empezado a experimentar en menor o mayor medida los primeros síntomas de embarazo y que sientas algunas de las molestias típicas de las primeras semanas como náuseas, mareos, hinchazón y sensibilidad en los pechos, cansacio y sueño.

En la 5ta semana el embrión tiene 3 semanas de vida y su tamaño es de poco más de 1mm. Aunque aún no tiene forma humana empieza a diferenciarse la cabeza que es mucho más grande que el resto del cuerpo y comienzan a formarse las pequeñas protuberancias que luego serán los brazos y las piernas.

El tubo neural que conecta el cerebro con la espina dorsal se cierra y comienza a formarse el corazón que a partir de la 6ta semana comienza a latir espontáneamente de forma regular.
En la 6ta semana el embrión mide entre 2 y 4 mm, el tamaño de una lenteja y comienzan a desarrollarse las vesículas ópticas a los costados de la cabeza, que luego formarán los ojos que se ubicarán al frente. Los órganos están en una etapa inicial de desarrollo por lo que es muy importante que no ingieras ningún fármaco ni alcohol ni tabaco que pudiera afectar su desarrollo.

A partir de la 7ma semana ya se puede ver el embrión en una ecografía y escuchar los latidos de su corazón. Ha crecido el doble de su tamaño, alcanzado casi el centímetro de largo desde la cabeza hasta la cola. En esta semana ya se ha formado el cordón umbilical que pasará los nutrientes al bebé a lo largo del embarazo. El aparato digestivo y respiratorio continúan desarrollándose. Se empiezan a formar la vesícula biliar, el estómago, los intestinos, el páncreas y los pulmones.

Hacia la 8va semana de embarazo los cambios son asombrosos. Su tamaño total es de entre 1,4 y 2 cm, pero ya pueden distinguirse, los ojos, los párpados, la boca, las orejas en la cabeza y pueden reconocerse las piernas y los brazos que sobresalen del tronco, así como los dedos de las manos y los pies. Comienzan a crecer las vértebras y las costillas y su piel es una fina capa translúcida. A su vez, los órganos principales como el hígado y el corazón van perfeccionando su funcionamiento.

Es fundamental que en estas semanas del calendario de embarazo visites al ginecólogo para que a través de la primera ecografía confirme el buen estado del embarazo, así como la cantidad de embriones que se están formando. Es una etapa crítica de la gestación en la que cualquier señal de alarma como si sufres pérdidas de sangre o dolores intensos debes comentarlas con el médico pues podría tratarse de un embarazo ectópico, un aborto espontáneo o de un embarazo anembrionario.

Igualmente, te pedirá un análisis de sangre completo para confirmar grupo y factor, descartar el HIV y saber si tienes anticuerpos de ciertas enfermedades como la toxoplasmosis, la rubéola o la hepatitis que pueden ser perjudiciales durante el embarazo, o saber si eres portadora de alguna enfermedad genética. También te hará preguntas sobre tu historia médica y antecedentes de enfermedades en la familia.

Semanas de embarazo...0 a 4 semanas de embarazo



Las semanas de embarazo comienzan a contarse a partir del día de la última menstruación. Es decir, que en ciclos regulares, aproximadamente dos semanas después de la menstruación se producirá la ovulación y la fecundación en el caso de lograrse el embarazo. Como es muy difícil determinar la fecha exacta de concepción, se toma como referencia una fecha cierta, la fecha de la última menstruación, y a partir de allí se cuentan 40 semanas hasta el parto, o 38 semanas desde el día de la concepción.

Entonces, el embarazo en sí comienza en la semana 2 cuando el espermatozoide entra en contacto con el óvulo formando el cigoto que incluye el ADN de ambos padres, una combinación genética que dará lugar a un ser irrepetible.

A las 30 horas de la fecundación el cigoto comienza su asombrosa multiplicación celular. Se divide en dos, luego en cuatro, en ocho, etc. hasta formar un embrión que entre el 4to y 7mo día después de la fecundación se implanta en el útero materno. Dependiendo de si ha sido fecundado un óvulo, dos o más nacerán mellizos y si el cigoto diese lugar a dos o más embriones nacerán gemelos.

Cuando ocurre la implantación, el organismo envía señales químicas para evitar que se produzca la menstruación. En algunas ocasiones, al implantarse el embrión en el útero se erosiona el tejido endometrial produciendo un leve sangrado que puede confundirse con la menstruación llamado sangrado por implantación.
A la 4ta semana el embrión tiene 2 semanas de edad. Todavía no tiene un aspecto humano, pero se notan dos protuberancias que formarán el cuerpo y la cabeza de bebé. El embrión en esta etapa está compuesto por tres capas que darán origen a los diferentes tejidos y órganos del cuerpo.

El ectodermo (la cubierta exterior) dará lugar a la formación del sistema nervioso. El tubo neural (encéfalo, médula espinal, nervios motores), cresta neural (ganglios sensoriales y nervios, médula adremal, ganglios simpáticos, cráneo, arcos branquiales) y otras estructuras derivadas de él como el pelo, las uñas, las glándulas epiteliares, el revestimiento de la boca, el esmalte dental, el oído interno y el epitelio nasal y olfativo.

El mesodermo (la cubierta media) será el encargada de formar la mayoría de los órganos internos así como los órganos reproductores y el sistema circulatorio, los huesos, los músculos y los cartílagos.

El endodermo (la cubierta interna) dará lugar al aparato respiratorio y al digestivo.

En estas dos primeras semanas de embarazo comienza a formarse el tubo neural y la médula espinal perteneciente al sistema nervioso central del bebé. Para prevenir defectos en esta fase es muy importante que tomes un complemento de ácido fólico. Pero como aún no sabrás que estás embarazada, se recomienda comenzar a tomarlo desde el momento en el que se planea concebir para que el organismo cuente con una reserva de esta vitamina esencial del complejo B que evita daños en el cierre del tubo neural.

En la 4ta semana también se forma la placenta , que será la encargada de transmitir nutrientes y oxígeno al bebé durante todo el embarazo. En esta primera fase esa función es cumplida por el saco vitelino, un anexo embrionario sin el cual el embrión no sobreviviría.

La placenta produce una hormona llamada Gonadotropina Coriónica Humana, la hormona del embarazo, que a su vez produce un aumento de los niveles de estrógeno y progesterona. Las dos hormonas tienen un papel muy importante en esta primera fase de la gestación, se encargan, entre otras cosas, de que el útero conserve el revestimiento para albergar al embrión.

Igualmente, empieza a formarse el saco amniótico, el medio líquido en el que el bebé vivirá los próximos 9 meses.

Puede que al final de esta semana ya sospeches que estás embarazada. Coincidirá con la fecha en la que debería bajarte la regla, pero deberás esperar al menos hasta el primer día de retraso de la regla para hacerte un test de embarazo. Aún así puede que la prueba salga negativa debido a que los niveles de la hormona del embarazo (GCH) todavía no se han detectado, por lo que se recomienda esperar dos o tres días para repetirla.

Deberás comenzar a cuidarte más de la cuenta para que tu bebé crezca sano.

Cómo cambia nuestro cuerpo durante el embarazo



Durante las etapas de la gestación, el cuerpo de la mujer cambia para adaptarse al bebé que gesta en su interior. Además del aumento de peso y del cambio hormonal característico, algunos órganos se desplazan o cambian de posición.
Los pulmones, el corazón, el aparato digestivo, los huesos y hasta el sistema urinario se modifican para darle lugar al bebé y estar listos en el momento del parto.

Los pulmones y el corazón de la mamá
Debido a que el diafragma se eleva unos cuatro centímetros y el tórax se ensancha dos en su diámetro transversal, los volúmenes de aire que movilizan a los pulmones se modifican y pueden provocar a la embarazada una sensación de fatiga y necesidad de respirar más seguido. Esto es algo totalmente normal y que es ocasionado también por la acción hormonal, que no debe generar ninguna preocupación.

A medida que el embarazo avanza, el diafragma se eleva y el corazón rota hacia arriba y su punta se dirige a la izquierda ya que se apoya sobre este músculo. Sumado al aumento de la frecuencia de los latidos cardíacos (10 a 15 por minuto) se pueden experimentar algunas palpitaciones (sensación de golpes leves de adentro hacia fuera de la pared torácica) que no tienen mayor importancia. Además, el corazón puede aumentar levemente de tamaño y la base donde se implantan las válvulas puede distenderse al igual que las arterias y venas del resto del cuerpo. Esta modificación en las válvulas puede producir algunos soplos (ruido que se percibe en la auscultación) que también son normales durante este momento en la vida de la mujer.

Los cambios en el aparato digestivo
Hacia el final del segundo trimestre del embarazo y especialmente durante el tercero, el estómago rota hacia arriba y hacia su lado izquierdo, y como consecuencia se modifica su relación anatómica con el esófago (sección del tubo digestivo que va de la faringe al estómago), lo que puede producir regurgitación de los ácidos gástricos.

Además, tanto el intestino delgado como el grueso se mueven hacia arriba y los costados a medida que el útero aumenta de tamaño y ocupa más lugar por el crecimiento del bebé. Sobre la etapa final del embarazo, el apéndice se eleva llegando a estar en algunos casos casi a la altura del borde de las costillas.

Los huesos también se preparan
Mientras el cuerpo de la mujer intenta mantenerse en equilibrio a medida que se desplaza su centro de gravedad, las curvaturas antero posteriores de la columna vertebral cambian acentuándose sobre todo en la zona lumbar por rotación anterior de la pelvis. Los cambios en la zona de la pelvis ocurren sobre todo en las articulaciones, más específicamente en los ligamentos: la progesterona los reblandece para que las uniones entre los huesos se desplacen mejor y la mujer tenga una mayor elasticidad a la hora del parto, facilitándole la tarea de dar a luz.

Pero como este fenómeno ocurre en todo el cuerpo de la mamá, en mayor o menor medida se debilitan todas sus articulaciones. Es por esto que por lo general las embarazadas suelen torcerse los tobillos y se le caen fácilmente las cosas de las manos.

También se da una cierta descalcificación en el organismo de la mujer por el mayor requerimiento de calcio del bebé, pero esto es algo transitorio que se recupera pocos meses después del nacimiento.

Por su parte, las costillas se elevan y desplazan hacia afuera, lo que hace que traccionen de los cartílagos donde se insertan en el esternón, produciendo a veces dolores intensos. Estas molestias pueden aliviarse con analgésicos dependiendo de la intensidad, duración del dolor y de la edad gestacional, y antes de tomarlos es preciso consultarlo con un obstetra.

¿Qué ocurre con el sistema urinario?
El funcionamiento del sistema urinario también se ve afectado a medida que el bebé crece, porque los riñones aumentan levemente su tamaño y pueden estar ligeramente desplazados hacia arriba y atrás. Pero el cambio más evidente se da en los uréteres, los conductos huecos que van desde cada uno de los riñones hacia la vejiga y trasportan la orina, ya que aumentan de diámetro notoriamente y lo recuperan luego del parto.

Especialmente en la última etapa del embarazo, cuando la cabeza del bebé se apoya en la pelvis, la vejiga se comprime y cambia la forma del fondo.

Una vez que el bebé ha nacido todos los órganos y huesos de la mujer se reacomodan normalmente, ya que estos cambios tuvieron lugar para favorecer el crecimiento del bebé dentro de su mamá y que ambos estén preparados para el momento del parto.

A quién se parecerá mi bebé?



Durante el embarazo, es muy común imaginarse su carita con unos ojos parecidos a los de papá o con los labios de mamá. Pero, lo cierto es que debido a las múltiples combinaciones de ADN que pueden tener lugar en el momento de la fecundación, el azar puede jugar a su antojo. A modo de ejemplo, una sola pareja podría tener unos 70 billones de bebés diferentes. Y es que cada célula de un ser humano posee 80.000 genes distintos, de los cuales la mitad han sido aportados por la madre y la otra mitad por el padre. No obstante, gracias a las últimas investigaciones realizadas en el campo de la genética podemos saber algo más sobre el funcionamiento de sus leyes y éstas pueden darnos alguna pista.

Cada persona recibe un 50 por ciento del patrimonio genético de cada uno de sus padres y éste a su vez procede en un 25 por ciento de cada uno de sus abuelos. Dentro del patrimonio genético de cada individuo, hay una parte que se manifiesta y otra que no es visible, pero que puede transmitirse a generaciones posteriores.
Y es que los genes son diminutos segmentos de ADN que contienen información inherente al ser humano y forman los cromosomas. Cada cromosoma está compuesto por una larga molécula de ADN que encierra su información genética respecto de un aspecto de cada persona, es decir, cada detalle del cuerpo, por insignificante que sea, está condicionado por unos genes determinados. No en vano, se calcula que existen entre 70.000 y 150.000 genes diferentes repartidos entre los 46 cromosomas humanos. La totalidad de los genes que poseemos recibe el nombre de genotipo. Una parte de ellos se manifiestan externamente dando lugar a nuestro fenotipo, y otros no se harán visibles nunca, pero sí se podrán transmitir a generaciones posteriores. Esto explica por qué las leyes de la genética son muy amplias y sus resultados imprevisibles.

El azar de la fecundación
El conjunto de todos esos genes conforma nuestro patrimonio hereditario, nuestro mapa genético, de modo que el color de su piel, la forma de sus manos, su inteligencia, temperamento e incluso la tendencia a desarrollar ciertas enfermedades, es el primer regalo que los padres podemos ofrecer a nuestros hijos y es fruto de la historia evolutiva de las generaciones que lo precedieron. Cuando el óvulo toma contacto con el espermatozoide para formar un nuevo ser, entran en juego miles de genes. El número de combinaciones que puede darse es infinito e irrepetible. Y esto es precisamente lo que nos hace únicos y distintos incluso de nuestros propios hermanos, aunque tengamos con ellos características en común. Sólo los gemelos univitelinos, que son los engendrados con un sólo óvulo que más tarde se divide, tienen un patrimonio genético idéntico y son tan iguales como dos gotas de agua

Contracciones Braxton Hicks



Las contracciones Braxton Hicks son contracciones uterinas esporádicas que comienzan alrededor de la sexta semana del embarazo, aunque tú no podrás sentirlas tan temprano. Probablemente no las notarás hasta después de la mitad del embarazo, si es que de hecho te das cuenta de que las tienes (algunas mujeres no se dan cuenta). Reciben su nombre de un médico inglés, John Braxton Hicks, quien las describió por primera vez en 1872.

A medida que avanza el embarazo, las contracciones de Braxton Hicks tienden a aparecer más seguidas, pero hasta que no estás en las últimas semanas, suelen ser poco frecuentes, irregulares y generalmente sin dolor. Sin embargo, a veces es
difícil distinguir las contracciones Braxton Hicks de las primeras señales que indican un parto prematuro.

Para mayor seguridad no te diagnostiques tú misma. Si todavía no estás en la semana 37 y tienes cuatro o más contracciones en una hora, o cualquier otro signo de parto prematuro (ver más abajo), llama a tu médico o matrona inmediatamente.

Cuando falten un par de semanas para la fecha de parto, estas contracciones pueden volverse más intensas y frecuentes y causarte algunas molestias. A diferencia de las primeras contracciones Braxton Hicks indoloras y esporádicas, que no producen ningún cambio notorio en el cuello del útero, estas contracciones pueden hacerlo "madurar": ablandarlo y afinarlo gradualmente y hasta quizás comenzar a provocar algo de dilatación. Este periodo se denomina "preparto".

¿Cómo puedo diferenciar las contracciones Braxton Hicks de las verdaderas contracciones de parto?

En las semanas o días previos al parto, las contracciones de Braxton Hicks pueden volverse intermitentemente rítmicas, bastante frecuentes e incluso dolorosas, haciéndote creer que ya estás de parto. Pero a diferencia del verdadero parto, durante lo que se conoce como "falso parto", las contracciones no aumentan de manera constante su duración, ni intensidad ni se dan cada vez más cerca una de la otra.

¿Qué puedo hacer si las contracciones Braxton Hicks me producen demasiadas molestias?

Si estás a pocas semanas de la fecha de parto, prueba lo siguiente:

• Cambia tu actividad o posición. Algunas veces caminar te aliviará mientras que otras será descansar lo que disminuirá las contracciones. (Por el contrario, las contracciones del verdadero parto continuarán y aumentarán, independientemente de lo que hagas.)

• Date un baño caliente para relajarte.

• Toma un par de vasos de agua, ya que estas contracciones a veces pueden producirse por deshidratación.

• Realiza ejercicios de relajación o practica una respiración lenta y profunda. Esto no eliminará las contracciones Braxton Hicks, pero te ayudará a aliviar las molestias. (Aprovecha esta oportunidad para practicar algunas de las técnicas de control del dolor que aprendiste en tus clases de preparación para el parto.)


¿Cuándo debo llamar a mi médico o matrona?

Llama a tu médico o matrona de inmediato si todavía no estás en la semana 37 y tus contracciones se vuelven más frecuentes, rítmicas o dolorosas o en caso de que tengas alguno de estos posibles signos de parto prematuro:

• Dolores abdominales o similares a los cólicos menstruales, o más de cuatro contracciones en una hora (aunque sean indoloras).

• Pérdidas de sangre o hemorragia vaginal.

• Aumento en el flujo vaginal o cambio en el tipo de flujo, por ejemplo, si se vuelve acuoso, mucoso o sanguinolento (aunque sea sólo de color rosado o con un tinte de sangre).

• Aumento de presión en la pelvis (una sensación de que el bebé está empujando hacia abajo).

• Dolor en la parte baja de la espalda, especialmente si no lo has sentido con anterioridad.

Lactancia materna



La leche materna contiene todo lo que el niño necesita durante los primeros meses de la vida. Protege al niño frente a muchas enfermedades tales como catarros, bronquiolitis, neumonía, diarreas, otitis, meningitis, infecciones de orina, enterocolitis necrotizante o síndrome de muerte súbita del lactante, mientras el bebé está siendo amamantado; pero también le protege de enfermedades futuras como asma, alergia, obesidad, enfermedades inmunitarias como la diabetes, la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa y arterioesclerosis o infarto de miocardio en la edad adulta y favorece el desarrollo intelectual.

Los beneficios de la lactancia materna también se extienden a la madre. Las mujeres que amamantan pierden el peso ganado durante el embarazo más rápidamente y es más difícil que padezcan anemia tras el parto, también tienen menos riesgo de hipertensión y depresión postparto. La osteoporosis y los cánceres de mama y de ovario son menos frecuentes en aquellas mujeres que amamantaron a sus hijos.

Desde otro punto de vista, la leche materna es un alimento ecológico puesto que no necesita fabricarse, envasarse ni transportarse con lo que se ahorra energía y se evita contaminación del medio ambiente. Y también es económica para la familia, que puede ahorrar bastante dienro en alimentación en un año. Además, debido a la menor incidencia de enfermedades, los niños amamantados ocasionan menos gasto a sus familias y originan menos pérdidas por ausentismo laboral de sus padres.

Por todas estas razones y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Academia Americana de Pediatría (AAP), el Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría recomienda la alimentación exclusiva al pecho durante los primeros 6 meses de la vida del niño y continuar el amamantamiento junto con las comidas complementarias adecuadas hasta los 2 años de edad o más."

Sustancia de leche materna puede destruir células cancerosas



Los beneficios de la leche materna son de sobra conocidos. Fortalecen el sistema inmunológico del bebé y contribuye a mantener una buena salud durante toda la vida, ya que los adultos que fueron lactantes suelen presentar una tensión arterial más baja, menos colesterol y menores tasas de sobrepeso, obesidad y diabetes de tipo 2, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Precisamente estudiando las propiedades antibacterianas de la leche materna, un grupo de investigadores de la Universidad de Lund y la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, han descubierto que una sustancia que se encuentra en la leche materna puede destruir las células cancerosas, según recoge la revista PLoS ONE.

Aunque esta sustancia tan especial, conocida como «Hamlet» (Human Alpha-lactoalbúmina Made Lethal to Tomour cells), fue descubierta en la leche materna hace varios años, ahora es cuando ha sido posible probar su eficacia en humanos. De este modo, los pacientes con cáncer de vejiga que fueron tratados con la sustancia eliminaron las células cancerosas muertas a través de la orina después de cada tratamiento, por lo que hay esperanzas de que pueda llegar a convertirse en un medicamento para el tratamiento del cáncer en el futuro.

Hamlet está compuesta por una proteína y un ácido graso que se encuentra de forma natural en la leche materna, aunque aún no se sabe con exactitud si la sustancia se forma de manera natural en la leche o puede formarse en el ambiente ácido del estómago de los bebés. Los experimentos de laboratorio han demostrado que Hamlet mata a 40 tipos diferentes de cáncer, y los investigadores van a estudiar su efecto sobre el cáncer de piel, los tumores en las membranas mucosas y los tumores cerebrales. Y lo más importante, Hamlet mata solamente las células cancerosas y no afecta a las células sanas.

Beneficios de consumir Omega 3 en el embarazo



Un pequeño ensayo realizado por científicos del Hospital de la Universidad de Medicina de China, en Taiwán ha encontrado nuevos beneficios en los omega 3 para las embarazadas ya que indican que el tratamiento con suplementos de estos ácidos grasos reduce los síntomas de depresión grave en las futuras mamás. No es extraño pues se ha descubierto que son efectivos, entre otras cosas, para tratar trastornos del estado de ánimo.

La depresión en el embarazo es más frecuente de lo que creemos, entre un 10 y un 15% de las embarazadas la sufre, pero lamentablemente no se le da la importancia que merece. En muchos casos, pasa desapercibida debido a que no es fácil de reconocer o suele confundirse con síntomas propios del embarazo como los cambios hormonales, el cansancio y la preocupación por la nueva vida que traeremos al mundo.

Según los científicos, podría ser la demanda del bebé en desarrollo la responsable de que los omega 3 disminuyan en el organismo de la madre precipitando la aparición de la depresión.
Por eso, al ingerir un suplemento de estos ácidos grasos observaron que la depresión mejoró significativamente en el 62 por ciento de las mujeres que consumieron omega-3.

Aunque han dicho que hacen falta estudios más grandes para que el omega 3 sea utilizado como tratamiento primario de la depresión en el embarazo, es una buena noticia que aparezca una alternativa a los antidepresivos que son perjudiciales para el bebé.

Recordamos que los ácidos grasos omega 3 están presentes principalmente en los pescados azules, pero también en otros alimentos como las semillas de lino, las nueces así como leches, huevos, galletas y cereales enriquecidos con suplementos de omega 3.

Depresión en el embarazo y sus efectos.



El vínculo entre la madre y el bebé en el embarazo es tal que cualquier circunstancia que afecte a la madre también afecta al bebé en gestación.

Los procesos biológicos que se desencadenan cuando la madre sufre depresión influyen en el desarrollo del feto. Un nuevo estudio lo corrobora.

Se trata de una investigación realizada en el Reino Unido que estudia las consecuencias de la depresión pre-parto. Para ello, los expertos evaluaron el nivel de depresión en el embarazo de más de 11.000 mujeres y cualquier tipo de problema en el desarrollo de sus bebés.

Encontraron que las mujeres con sufrieron este trastorno eran un 50% más propensas a tener niños con determinados problemas y que la depresión preparto tiene un impacto negativo en el desarrollo cognitivo del bebé.

Han descubierto además que favorece los partos prematuros y que la depresión persistente durante el embarazo predispone en la mayoría de los casos a sufrir una depresión postparto.
Uno de los grandes enemigos de la depresión en el embarazo es su infravaloración. Muchas futuras mamás ni siquiera saben identificar una depresión atribuyéndola a factores que consideran normales.

Estrés al comienzo del embarazo pone en riesgo la vida del bebé...



Un reciente estudio reveló que sufrir experiencias estresantes al inicio del embarazo puede inducir el nacimiento de bebés con bajo peso o muy prematuros. La clave, según los autores, es el momento en que se registra el estrés

"El hallazgo es modesto, pero significativo", escribió el equipo en American Journal of Obstetrics and Gynecology. Los riesgos de tener un bebé prematuro se duplicaron en las participantes que habían estado expuestas a experiencias duras en el primero y el segundo trimestre (entre las semanas uno y 12 y las semanas 13 y 24, respectivamente).

Según los autores, el parto prematuro es la causa principal de muerte infantil en el tercer mundo. Un equipo de la Universidad Médica Anhui, dirigido por el doctor Peng Zhu, estudió a 1.800 embarazadas atendidas en el 2008 en un hospital. Las participantes respondieron sobre su situación económica, emocional, vivencias traumáticas y la relación con sus esposos.

En el grupo hubo 96 (5,3 por ciento) partos prematuros y 55 (3,1) bebés con bajo peso al nacer. Estudios previos habían hallado que las embarazadas estresadas tenían más riesgo de tener un bebé prematuro o con bajo peso al nacer. El nuevo estudio, que analizó una larga lista de experiencias potencialmente estresantes en el embarazo únicamente, concluyó que cuanto más temprana había sido la experiencia estresante, mayor era el riesgo de complicaciones.

El equipo de Zhu halló que el parto prematuro era dos veces más común si las experiencias muy estresantes ocurrían en el primero y el segundo trimestre de gestación, pero no en el tercero. El bajo peso al nacer era casi tres veces más común si el estrés había aparecido en el primer trimestre, en lugar del segundo o el tercero.

Aunque los resultados coinciden con los de estudios previos, el equipo advirtió que tiene ciertas limitaciones, como el sesgo de los recuerdos de las participantes, la poca cantidad de mujeres en algunas categorías del estrés y la posibilidad de que la lista de experiencias estresantes debilitara los resultados.

El equipo opinó que para reducir la incidencia de los partos prematuros y del bajo peso al nacer, las autoridades de salud deberían tener en cuenta el estrés materno para diseñar intervenciones.

De todos modos, el doctor Robert L. Goldenberg, de la Drexel University y que no participó del estudio, dijo que los resultados no modificarán las prácticas actuales. "Ni siquiera incluyen claves de cuáles deberían ser esas intervenciones", dijo a Reuters Health.

El experto agregó que las técnicas probadas en ensayos clínicos bien diseñados, como la terapia y la asistencia en el hogar, no demostraron beneficios. "Si queremos mejorar los resultados, debemos desarrollar intervenciones que reduzcan los efectos del problema", finalizó.
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